Es muy importante para la persona que se inicie en la lengua de signos, aprender bien el alfabeto dactilológico.
Hay que tener claro que el alfabeto dactilológico se considera un complemento de la lengua de signos, un apoyo que sirve de puente entre la lengua de signos y la lengua oral.
Es útil para:
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Expresar nombres propios.
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Expresar una palabra cuando no tiene signo.
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Cuando no sabes un signo, usas el dactilológico como recurso.
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Cuando presentas un signo por primera vez, primero lo expresas con dactilológico.
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Para realizar la dactilología, al igual que para producir cualquier signo de la lengua de signos, se utiliza la mano dominante (derecha para los diestros, e izquierda para los zurdos).
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Cuando exista un signo para una palabra o concepto, la dactilología dejará de emplearse.
Hay varias versiones sobre el origen del alfabeto dactilológico, una de ellas es que surgió de la necesidad de comunicarse que tenían los monjes que habían hecho voto de silencio. Hay documentos que se remontan al s. XV en un monasterio italiano.
Esta lámina fue publicada en Madrid, en el año 1593, por un monje franciscano español llamado Melchor de Yebra. Yebra afirma que la fuente original de ese alfabeto es San Buenaventura (monje franciscano y cardenal italiano, 1221-1274).
Pablo Bonet que fue maestro de sordos, tuvo el mérito de haber documentado y divulgado el alfabeto dactilológico, en su libro «Reduction de las letras y Arte para enseñar á ablar los Mudos«(editado en Madrid, 1620).
Los grabados del dactilológico son de Diego de Astor.
Su libro fue muy popular, conocido en su versión original por varios famosos maestros de sordos de los siglos XVII -como Juan Bulwer y Juan Wallis en Inglaterra, o Juan Conrado Ammann en Holanda y Alemania-, XVIII -tales como Jacobo Rodriguez Pereira y Carlos Miguel de l´Epée en Francia-, o XIX, como Lorenzo Clerc, quien lo llevó de Francia a Norteamérica. Fue traducido, en el Siglo XIX a varias lenguas europeas, lo que aumentó su fama universal. A partir de esa fuente común, fue adoptado el alfabeto manual español en casi todo el mundo, con pequeñas variaciones de configuración en algunas de las letras. De aquí la forma común de los alfabetos manuales en los países que usan el alfabeto latino, donde aún se le designa como alfabeto manual español o alfabeto manual internacional.
Otro alfabeto famoso lo pintó Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828) se quedó sordo a los 46 años por una grave enfermedad, no se sabe si usó la lengua de signos pero en 1812 realizó este cuadro de un alfabeto dactilológico.
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